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Estaban ellos también enfadados, no solo con los Hombres de las Armas, sino también con sus jefes. Los jefes de los Hombres de las Armas, eran los Hombres de los Trajes y sus subordinados. La gente que vivía en las ciudades, sospechaba que todo era culpa de ellos, no solamente el bloqueo de las carreteras y de los campamentos, sino también las bombas, la pobreza y todo lo que había causado esta situación. Estos mismos eran también culpables de su pobreza porque en este país las cosas tampoco iban muy bien. Si uno no llevase traje o no fuera subordinado, tenía que trabajar todo el día y aun así, no le llegaba para comprar un plato de comida o para encender la estufa. Los Hombres de los Trajes querían tenerlo todo para ellos y no compartían nada.