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Cuando se reunieron varios, decidieron lo siguiente: los Hombres que venían de Lejos no podían quedarse en las calles y tampoco dentro de los campamentos. Y así sin más, abrieron la primera casa vacía.
En todos los barrios había muchas casas vacías pero como pertenecían a los Hombres de los Trajes o algún amigo de ellos, estaban cerradas y encantadas hasta que apareciera alguien para comprarlas. Si no apareciera nunca este alguien, los Hombres de los Trajes preferían dejarlas derrumbar que permitir que una persona necesitada entrase a protegerse de la lluvia. Eso efectivamente, no estaba bien.